“Embarazada, en medio de una pandemia, tenía mucho miedo de todo. Tenía miedo de dar a luz y lo único que quería era un parto natural. Sin mi familia cerca, tenía miedo de poner toda la responsabilidad de lo que sucediera en mi esposo, mientras yo estaba concentrada en el nacimiento de nuestro primer hijo. Recibí un consejo de una querida prima: “necesitas una doula a la que puedas llamar tuya”. ¡Y encontré a Fabiana! Ella era la calma que ambos necesitábamos. Nos guió durante el embarazo, con calma y en detalle sobre cómo sucedería todo y su papel a desempeñar. Escuchó con el corazón abierto nuestros miedos y deseos con respecto a esta experiencia, que fue la más surrealista de nuestras vidas. Señaló y mostró los caminos posibles en cada situación. Para mí, siendo madre por primera vez, Fabiana fue la madre que tanto quería a mi lado con palabras de aliento la noche anterior al parto, y también la hermana amable que ofreció su hombro al día siguiente. Pasó la mañana conmigo en el hospital, y fue la primera en visitarnos cuando regresamos a casa. Ella fue la fuerza que necesitábamos, en todo momento. Asertiva, profesional y muy humana. Por causas ajenas a nosotros, no fue posible que ella participara en el parto, ya que fue necesaria una cesárea. Pero ella estuvo ahí, estuvo presente de todas formas. ¡Y eso hizo toda la diferencia!” 💕